La emancipación y el control político en Colombia

Por: Adriana M. Cardona López.

Dicen los que saben que el artículo 40 de la Carta Política nos ilustra diciendo que entre los derechos de los ciudadanos está participar en la conformación, ejercicio y control del poder político.

 

Hoy vemos como estamos gobernados por la insensatez que supo esperar en el tiempo, que sabe matemáticas y como alterar el orden de los factores, con una espeto; que lo único que les importa es sacarles provecho a las debilidades, se ha caído tan bajo que debemos  dar una interpretación amañada a la emancipación.

 

Se habla de la protección al indígena; se le acabó la malicia y otros que la tienen bien guardada, se habla de protección a la mujer y la vicepresidencia es utilizada para engañar con el fin de entretener. Así lo hacen creer.

 

La bufonería está de moda y como en las épocas de antaño creen que divierten con un “juanpis” reconocido por crear y protagonizar espectáculos de stand-up comedy y por sus papeles en teatro, cine y televisión y con certeza se afirma bajo el parámetro de la simbología esto es rebeldía contra lo que hoy quiere destruir. Y continuando con la bufonería hablan de embajadores y diplomacia para esto el político, de abuelos migrantes el señor Armando Benedetti (partido liberal); este ridiculiza y menosprecia a la politóloga Laura Sarabia con el fin de entretenernos como en los circos de barrio. Y mientras tanto el congreso tiene su cuota de

violadores de las FARC y les hacen creer a un puñado de ingenuos que es el gobierno del verdadero cambio.

 

Aquí es permitido todo, sin derecho a censura y mientras tanto algunos jueces y magistrados ferean su toga; nos trasladaremos hasta el Jardín de las delicias de Juan Bosco y le daremos una interpretación exacta de lo que le pasa a esta Colombia; parece que nos llegó la hora y que si nos paramos en la tabla central del tríptico entenderemos con acierto que es el significado de la tortura y el castigo y que el hombre y el árbol nos da las coordenadas para asimilar que es lo que quiere lograr esté ilegítimo gobernante. Quiere atrapar el poder de decisión en su cloaca de “Paz total” y que, si miramos con los ojos de sensibilidad política, entenderíamos que la avaricia, hipocresía, codicia y las ansias de venganza transforman a Colombia en un caos y una decadencia moral. Y mientras tanto, los partidos políticos que perdieron su atractivo, su magia y respeto se reúnen, se convocan y sueñan con su dichoso transfuguismo político y como las chicas de la vida alegre; algunos se venden al mejor postor.

 

Los desafíos son grandes en materia de seguridad y estabilidad institucional, pero para ellos crear el caos y conflictos internos es más atractivo para que su parodia quede bien montada y creen que su proeza política convence a todo un pueblo. Pero aquí su lucha no es coherente con la verdadera equidad y el heroísmo.

 

Ya es tarde para convencer, la otredad ya está marcada; solo está logrando que lo recuerden por dar un retroceso al País y que la lucha social que pregona es una farsa que invisibiliza sus contribuciones a la historia y que la espada de Bolívar pierde su importancia histórica en este caso no simboliza la libertad y se indica que fue, es y será un vulgar robo, una acción de la guerrilla Colombiana Movimiento (M19) el 17 de enero de 1974.

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